Llegamos a la OT y los tocinos ya se habían informado de las opciones, el ferry permitía llevar bicis, pero había salido a las 9.00 y el siguiente es a las 15.00. Hay un bus cada hora que permite llevar bicis, pero un número limitado. Decidimos ir allá Felipe y yo para averiguar como funcionaba. Atravesamos el centro y llegamos a la plaza, el 51 es un bus articulado, cuyo vagón de cola es solo para bicis, caben unas 16 colgadas y otras tantas por ahí, perfecto!
Regresamos al hotel, recogemos todos la bici y salimos a la parada, nos pi e.os los primeros y esperamos media hora. Llega el bus y de repente te aparece una manada de bicis que se nos cuelan todos y cuelgan las bicis mientras nosotros batallador con las nuestras... hijos de su... finalmente conseguimos colocar nuestras 7 bicis y salimos rumbo a la isla de Re.
Llegamos y cruzamos la primera playa y núcleo urbano, después vemos un fuerte y una abadía y finalmente llegamos al pueblo de San Martín. Muy bonito, peatonal, con callecitas empedradas y plazas, mucha gente, muchos restaurantes y tiendas, pero todo muy bien mantenido, limpio y bonito.
Comemos en el puerto y después decidimos ir a la playa a darnos un baño rápido para llegar al bus de las 19.00. Noe estaba cansada e iba despacio, pero llegamos 5 minutos antes y pudimos cargar las bicis mejor.
Llegamos a La Rochelle y Mei pidió su enésimo "Bubble tea" y Laia y Tami también se animaron. Callejeamos otro poco y fuimos al hotel, ducha rápida y a cenar.
Después callejeamos por la parte del fuerte y descubrimos otra zona con mucho ambiente y restaurantes, esta ciudad es espectacular, a mi me encanta.
Para terminar la noche nos tomamos un mojitos para celebrar el viaje y dejar las cuentas claras.
Mañana último desayuno y para Madrid.
Besos y abrazos, Laia, Mei, Tami & Dani
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