Nos despertamos con calma y mientras terminamos de organizar todo, los niños exploraban el camping con sus bicis y yo exploro los alrededores de la zona en busca de una playa y una posible ruta en bici. Nada más salir del pueblo ya ves que los caminos de tierra se convierten en arena de playa, eso no facilita las cosas, pero bueno, seguiremos explorando.
De regreso al camping, planeamos día, voy al super para comprar ingredientes para cocinar una paella en el camping. Los chavales, en la piscina, con las bicis dando vueltas por el camping, no paran quietos.
Cocinamos paella, comemos y bajamos con las bicis a la playa de porto covo, aunque la tarde no es tan agradable, nos lanzamos y nos damos un baño. El agua esta helada, el cielo nublado, mucho más que en Galicia, pero, una vez dentro se disfruta, no se sales con una especie de aura que te deja muy a gusto, será que sales tenso de todo el cuerpo y una vez fuera te relajas...
Nos acercamos al centro del pueblo que es chulo, casitas blancas con teja color barro y su raya azul, curioso, peatonal, está un poco vacío de gente, pero bueno, como somos 12 nos viene bien. Después de buscar algo que convenga a todos, sobre todo a los niños, cenamos en un restaurante con pescado, sopa y pasta, todos contentos, nos quedamos ahí un rato de sobremesa mientras uno de los camareros juega fútbol con los niños (menos mal que el restaurante estaba en una calle peatonal) y volvemos de noche al camping con nuestras bicis y no demasiada luz.
Mañana mas!
Besos y abrazos,
Laia, Mei, Tami & Dani
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