Estuvo toda la noche diluviando, por la mañana el día pintaba igual, totalmente cubierto y gris, seguía lloviendo igual o mas fuerte, que tiempo mas loco...
Así que nos lo tomamos con calma, desayunamos y empacamos todo excepto la tienda y nos sentamos a esperar a que parara, pero no iba a parar hasta las 17:30... Mientras, aprovechamos para hacer una mini compra, llovía a cántaros, por si no os lo habíamos contado, cogí la bici y regrese al pueblo, como a 1 km, suficiente para sentir como mis pies flotaban dentro de los zapatos, puede parecer desagradable, pero no lo es, es parte de la bici, lo mas difícil era que no se me mojara el pan!
A la vuelta el tema seguía igual y nos planteamos quedarnos aquí, ya que se hacia tarde y el siguiente camping estaba a 50 kms, así que volvimos a una de nuestras rutinas favoritas, lavar la ropa de los 2 días anteriores.
La mala suerte fue que justo los lunes, el restaurante del camping cierra, así que no quedaba mucho sitio a donde ir y todos los que estábamos en la misma situación nos quedamos apiñados en una terraza cubierta viendo el diluvio. Conocimos a una familia de 4 hijos, todos en bici, con sus 2 pequeños terremotos, que al principio no se atrevían a acercarse a Mei, pero a final de la tarde no hallaba como deshacerme de ellas!!!
Por la noche estrenamos nuestro kit Trangia haciendo unos noodels asiáticos y un pure de patata, a los que Mei le entro con gran emocion!
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